1976 Golpe de Estado.

Comienza la dictadura.

La Guerra de Malvinas: una apuesta desesperada

En abril de 1982, la dictadura militar impulsó la recuperación de las Islas Malvinas como una estrategia para recuperar apoyo social en medio de una profunda crisis. El conflicto con el Reino Unido generó una fuerte respuesta patriótica en la población, que salió a las calles a apoyar a las tropas. Sin embargo, detrás de esa euforia inicial, se ocultaba la falta de planificación militar, la improvisación política y el uso de jóvenes soldados sin experiencia en condiciones extremas.

La rendición del 14 de junio

La guerra duró 74 días. El 14 de junio de 1982, las tropas argentinas se rindieron. La derrota dejó un saldo de casi 650 soldados argentinos muertos, miles de heridos y traumas que perdurarían por generaciones. La rendición marcó un quiebre en el discurso triunfalista de los militares y evidenció la debilidad de un régimen que ya no podía sostenerse ni con violencia ni con nacionalismo.

El derrumbe de la dictadura

Tras la derrota en Malvinas, el proceso militar perdió el escaso apoyo que le quedaba. Se multiplicaron las manifestaciones sociales, los reclamos por democracia y los pedidos de justicia. La crisis económica se profundizaba: inflación desbordada, pobreza creciente y desempleo. En paralelo, salían a la luz más denuncias sobre desapariciones, torturas y centros clandestinos de detención. La sociedad ya no tenía miedo: el régimen comenzaba a resquebrajarse por completo.

El retorno de la democracia

La derrota aceleró el final de la dictadura. En 1983, las Fuerzas Armadas no lograron reprimir la demanda social por elecciones libres. Se abrió una nueva etapa en la historia argentina, marcada por la esperanza y el compromiso con la memoria, la verdad y la justicia. La guerra de Malvinas fue el punto de inflexión que dejó al descubierto la brutalidad del régimen y el deseo profundo de recuperar la democracia.