“Un punta de River debe tener gol y saber con el pie”
Tiene 19 años y es el máximo goleador de la cantera. El viernes tuvo su estreno en la red.
Federico Andrada abrió la puerta de su casa de Carapachay para ir al entrenamiento en el Monumental y en el piso se encontró con un bulto que le llamó la atención. Envueltos en una hoja que decía “Para mí amigo Fede, gracias por el gol”, el diariero del barrio le dejó todos los matutinos del sábado. “No sabés la alegría que me dio. Se llama Guido Zunino y es fanático de River. Es hermoso saber que le di una alegría a él y a los millones de hinchas de River que hay en el país”, le cuenta a Clarín rodeado por el afecto de su familia. Andrada fue el héroe de la noche del viernes en el Monumental, al anotar el gol que le dio a River su primer victoria en el torneo Inicial, una suerte de parto futbolero a cielo abierto. “Se puede decir que viví el sueño del pibe. Hace doce años que estoy en el club y esperé mucho este momento. Cuando jugaba en las inferiores e iba al Instituto River Plate soñaba con jugar en Primera en el Monumental y después con ganar un partido con un gol mío y gritarlo con toda la gente. Se me dio”, comenta con la candidez de quien recién empezó a abrirse camino en el fútbol grande.
-¿Vivís este presente como algo pasajero porque los titulares van a ser Teo Gutiérrez y Mora?
-Sinceramente, no pienso en eso. Mi idea es seguir sumando minutos porque tengo 19 años y mucho por aprender. Y tanto de Teo como de Mora seguro que voy a aprender muchas cosas porque son dos grandes delanteros. A Rodrigo lo miré con mucha atención en este último año. Pero lo bueno es que Ramón (Díaz) no tiene problemas en poner a algún chico. Es un técnico que nos considera a todos por igual y eso es bueno.
Quienes frecuentan los partidos de las inferiores saben que Andrada posee un récord que lo convirtió en una de las principales joyas del club. Con 143 goles, es el goleador histórico de la cantera de River. En 2011 superó en ese rubro a José Sand, cuyos 138 goles en las inferiores del club de Núñez no habían podido ser alcanzados por ninguna de las promesas del club durante más de diez años. “Ese récord es un orgullo, para qué te lo voy a negar, pero sé que no servirá de nada si no me sigo esforzando todos los días”, afirma.
El apellido Lamela marcó a fuego su destino futbolístico. A Erik y a Jorge, el papá de la figura de la Roma, los conoció en el baby de Drysdale, un club de barrio de su Carapachay. Vivían a dos cuadras de distancia y un día José, seducido por la facilidad con que Federico hacía goles, le preguntó si le interesaba ir a probarse a River. Fanático de la banda roja, le dijo que sí casi sin pensarlo.
Tenía apenas siete años cuando llegó a las infantiles de River. Paralelamente, se producía el debut en Primera de Fernando Cavenaghi, a quien define como su “ídolo como hincha” y su “espejo como jugador”. Lo explica así: “Siempre miré sus movimientos e intenté copiarlos. Me gusta pisar el área, pero también poder salir para armar juego, como hace Fernando”.
-¿Qué condiciones debe reunir un delantero de River?
-Por lo que es River y por los delanteros que tuvo a lo largo de su historia, primero tiene que hacer goles y después no tiene que ser tosco con la pelota. Un punta de River debe tener gol y saber con el pie, tiene que tener habilidad.
-Además de Cavenaghi, ¿seguís de cerca a otros delanteros?
-Me gustan los que juegan bien, como Rooney, Van Persie, Drogba...
-¿Sos de los que creen que es cierto eso de las rachas de los goleadores?
-Totalmente. A veces se te cierra el arco y no entra ninguna. Y cuando se te abre, capaz que te rebota en un tobillo y entra.