Camila - ex habitante de Velatropa
“Habitar Velatropa era un acto político, una forma de resistir a la ciudad devoradora. Me formó más que cualquier aula. Velatropa y Viccu denunciaron que ni bien fueron desalojados entraron unas 30 personas con bordeadoras, bajaron los carteles indicativos de los proyectos y comenzaron a alambrar el predio desde el año 2007 en una comunidad autónoma y voluntaria dentro del campus cuyos objetivos principales son ‘sistematizar el intercambio de conocimientos, saberes y tecnologías apropiadas’.”
Flor - ex habitante de Velatropa
“Esto es de todos, no es nuestro… Queremos enseñar que se puede vivir de otra manera con respeto a la tierra, en paz y en armonía con la naturaleza. Mi familia dice que soy otra persona desde que estoy acá y están recontentos, porque antes de encontrar este lugar alquilaba un departamento con amigas, trabajaba de camarera y ni siquiera había terminado el secundario. Acá encontré un sentido a mi existencia.”
Juan – Estudiante
“Acá trabajamos en la huerta, la vida es menos consumista y la naturaleza tiene la posibilidad de regenerar un lugar que estaba destruido… Se puede vivir en armonía con la naturaleza, generando los propios recursos, sin cuestiones de consumismo ni de propiedad.”
Jacobo - Viajero
“Llevo cuatro meses en el camino, viajando. Esta es una hermosa parada. Te enseña a vivir de tu cuerpo, te vuelve a ordenar, te enseña cocina, huerta, bioconstrucción, habilidades de circo. He venido a encontrar mi lugar, no barajo planes. Mis razones no son muy definidas. Sucede que nunca había venido a una comunidad, a convivir, a aprender a repartirnos las tareas que siempre han sido de todos. Algo tan obvio, ¿no?.”